Estrategia Minera Antofagasta

EMRA 2023-2050

Palabras del Gobernador Regional de Antofagasta:

Ricardo Díaz Cortés

Nacer y crecer en la Región de Antofagasta te prepara para enfrentar desafíos enormes; la vastedad del desierto, la infinidad del mar, la grandeza de nuestros cielos, la riqueza de nuestra energía solar, son elementos que marcan a cada uno de quienes habitamos y vivimos en ella. La Región de Antofagasta está marcada por su grandeza: adonde vayas, lograrás apreciar que la naturaleza te regala elementos de amplitud que no se condicen ni se comparan con ninguna otra región u otro entorno natural. 

La pampa encierra misterios enormes y riquezas en sus suelos que aún nos quedan por explotar durante mucho tiempo; la vastedad de los cielos estrellados en la noche ofrece la posibilidad de acceder a los misterios del universo y con ello nos abrimos a un conocimiento que no imaginamos. La amplitud de nuestro mar ofrece miles de oportunidades de desarrollo que aún no hemos sido capaces de valorar y que, poco a poco, vamos descubriendo a través del crecimiento de esta región. 

Vivimos en un desierto poblado de contradicciones y problemáticas que no nos atrevemos a resolver. ¿Cómo es posible que una región tan rica, tan diversa, con tantas oportunidades de desarrollo, no ofrezca a sus habitantes mejores condiciones de vida?; ¿cómo es posible que nuestras ciudades, que están junto a una industria minera de calidad mundial, no puedan acceder a un desarrollo pleno, a mejores áreas verdes, a la posibilidad de contar con mejores condiciones de salud y educación? ¿O aún más, que nuestros pueblos originarios no puedan acceder, siquiera, a un mínimo básico estandarizado como es el agua potable con resolución sanitaria? 

¿Cómo es posible que tengamos parques industriales que ofrecen servicios a una minería de calidad mundial y que estos parques no estén urbanizados, o que nuestros emprendedores no puedan acceder a suelos propios para desarrollar su emprendimiento y poder crecer en riqueza?

La gente, por lo general, mantiene el relato de que gran parte de la riqueza de esta región se va y que poco queda; es una queja que no solo mantienen las comunidades y pueblos originarios respecto del maltrato que históricamente han sufrido en su entorno, sino que es un reclamo que se evidencia también en el escaso desarrollo de nuestro borde costero o de quienes quieren emprender y crecer en el ámbito minero pero que, producto de un Estado que ha sido históricamente centralista, les impide optar a mejores instancias de desarrollo.

¿Qué podemos hacer frente a todos estos desafíos y cuál es la respuesta que podemos dar? La tentación más básica sería buscar a los culpables, y por mucho tiempo en esta región lo hemos hecho. Algunos responsabilizan a la gran minería y quisieran poner fin a esta actividad, ya sea porque contamina o porque ofrece empleos a gente que viene de otras partes. Hay otros que buscan culpables en la incapacidad de la clase política para ofrecer soluciones atingentes y pertinentes para su desarrollo. Otros culpan a los progresistas del momento, como una amenaza para el desarrollo de la gran industria al levantar temáticas ambientalistas y otras relacionadas con el cuidado de nuestro patrimonio cultural y ancestral.

Dicen por ahí que solamente los torpes buscan culpables y que los inteligentes buscan soluciones y las construyen. Si algo he aprendido como gobernador regional, es que en esta región cabemos todos. Es tan vasta, es tan inmensa, es tan rica, que permite el desarrollo de todos y de cada uno, pero para que todos puedan sentirse parte de ella y puedan sentir que también viven de la riqueza, de la integración, del desarrollo, todos tienen que estar dispuestos a conversar, todos tienen que estar dispuestos a dialogar, y esa es la gran tarea que nos dimos durante un año en esta región.

Nos propusimos sentarnos a la mesa. Aquellos que tienen una mirada crítica de la gran minería, aquellos que son parte de la industria minera, los académicos; los que hacen investigaciones para el desarrollo de este tipo de emprendimientos o quienes las hacen para proteger el entorno natural y cultural. Pedimos también que se sentaran a conversar todos quienes forman parte del sector público y que han sido mandatados por la ciudadanía para proteger los territorios, como también quienes viven en ellos y que muchas veces ven, con tristeza, que la riqueza no se reparte equitativamente en esta región.

Hemos logrado que se sentaran la sociedad civil, la gran industria minera, la academia y el sector público en una misma mesa, para que piensen en los desafíos futuros que tiene esta región y también en las oportunidades que hoy en día nos está dando el desarrollo y que no podemos desaprovechar. Estamos frente a una gran tarea. Por primera vez, la gran minería decide sentarse con nuestros pueblos originarios y conciliar formas de trabajar en conjunto; por primera vez el sector público se sienta con la academia para visualizar cuál es la mejor forma de elaborar proyectos que mejoren la calidad de vida de todos los que habitan en esta región, y de este diálogo han surgido los elementos principales para una Estrategia Minera para la Región de Antofagasta.

Una estrategia que busca, como objetivo señero, mejorar la calidad de vida de todos los que vivimos en esta región, cuidando y preservando nuestro patrimonio natural y cultural, fortaleciendo la presencia de emprendedores regionales para que puedan acceder a la riqueza de nuestro entorno, mejorando las condiciones de nuestra institucionalidad pública, para que pueda permitir el desarrollo de emprendimientos y, también, el de comunidades más sostenibles. Y, por último, pensando en nuestro futuro, fortaleciendo las habilidades y competencias de nuestros niños y niñas, de nuestros adolescentes, para que se preparen en un ecosistema de conocimiento que les permita enfrentar los desafíos futuros de esta región.

Como ven, nos hemos puesto de acuerdo en soñar un futuro distinto, en construir un nivel de relaciones distinto. No digo que con esto todos vamos a pensar igual; tampoco que cada uno va a renunciar a sus legítimas pretensiones; lo que estoy planteando es que con esta estrategia, por primera vez en esta región, nos hemos escuchado entre todos y hemos asumido el compromiso de construir una región distinta, de hacer que, por fin, esta riqueza que tanto vemos que se va, se quede acá y que permita que nuestros hijos e hijas, que nuestros nietos y nietas puedan soñar con quedarse y también con un desarrollo pleno que les haga felices. Ese es el compromiso que nos hemos propuesto entre todos, es el compromiso de que vamos a luchar por una mayor equidad y justicia, en donde nadie sobre, en donde todos puedan aportar al desarrollo de esta región. 

Ricardo Díaz Cortés
Gobernador Región de Antofagasta